viernes, 9 de julio de 2021

La Defensa Nacional en España

Palabras como Defensa Nacional, National Defense, la Défense Nationale, suenan de forma distinta en función de si son oídas por ciudadanos de España, Estados Unidos o Francia. Y es más que una mera cuestión de idioma.

En Francia, la Défense Nationale es un motivo de orgullo, prioridad nacional de un país con glorioso pasado ante un futuro donde hay mucha más competencia en el liderazgo mundial. En Estados Unidos, la National Defense es una máxima invocada a todos los niveles políticos para la toma de decisiones de interés nacional en materia económica, jurídica o tecnológica además de militar, y suele ser una premisa aceptada de forma amplia por los ciudadanos.  

 

Sede del Centro Superior de Estudios para la Defensa (CESEDEN)

Para los españoles, la Defensa Nacional puede ser un concepto extraño, incómodo e incluso conflictivo en las conversaciones. Dentro del bálsamo de la OTAN o de la UE no tenemos percepción colectiva de inseguridad o estamos lejos de zonas de conflicto potencial. Nuestra presencia militar en misiones de pacificación o apoyo en otros países son vistas como remotas. Nuestro último conflicto bélico externo con trascendencia interna fue la pérdida de las colonias del antiguo imperio español y algunas batallas esporádicas durante la época del protectorado de Marruecos y la Marcha Verde de 1975. Sólo las personas con más de 50 años o más pueden tener un recuerdo vívido de conflictos exteriores que nos afecten de forma directa.

Los políticos españoles no tienen una concepción unánime del significado y alcance de la “nación española” y vivimos (y la política y los medios de comunicación "nos hacen vivir") fundamentalmente pendientes de nuestro entorno más inmediato e interior. 

Por otra parte, el ejército español está prácticamente ausente en la vida social, producto en parte de nuestra experiencia de asesinatos de militares durante la etapa terrorista de ETA, y de la página no pasada para muchas personas de la etapa de dictadura militar de Franco y de su asociación con el ejército. En este contexto, no es tarea sencilla hablar en España de “defensa”, hablando con naturalidad del rol de las Fuerzas Armadas. Y menos de “nacional”, cuando pulsiones y sentimientos de “naciones dentro de una nación”, (o incluso fuera) están en una parte del discurso político.

Y nada más lejano de la realidad que nuestras Fuerzas Armadas sean un legado de la dictadura o incluso del abortado intento de golpe de estado de 1981.

Nuestras Fuerzas Armadas y Cuerpos de Seguridad del Estado están compuestas por profesionales competentes, con mandos de muy alta motivación y cualificación técnica, curtidos en misiones internacionales en el seno de la OTAN, de la UE y de acuerdos con terceros países en misiones de pacificación y entrenamiento de fuerzas armadas de terceros países. Están perfectamente insertadas en la estructura orgánica del Estado como garantes de la democracia, la seguridad y la defensa de la Nación Española. 

Y sin embargo, la cultura y conciencia nacional respecto de nuestra seguridad y el rol de la Defensa y las Fuerzas Armadas sigue siendo baja no sólo entre los ciudadanos sino también entre nuestros políticos, lo que no impide que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado estén entre las instituciones más valoradas (por ejemplo, el caso de la UME). España es uno de los países con menor presupuesto en Defensa de sus homólogos en la OTAN, con el 1,2% del PIB.

Quizá la inexistencia de un acuerdo político en la concepción, alcance y articulación de la Defensa Nacional que trascienda legislaturas y colores políticos es el mayor impedimento para que desde los estamentos políticos se comience a impregnar un espíritu de Defensa Nacional entre los ciudadanos.

Una de las iniciativas del Ministerio de Defensa para, dentro de sus medios, extender la cultura de defensa nacional son los Cursos de Defensa Nacional que anualmente organiza el Centro Superior para Estudios de la Defensa (CESEDEN) para un grupo limitado de participantes con amplia base de procedencia y de relación social. El objetivo es transmitir conocimiento y crear consciencia de por qué la seguridad es importante para España y qué tipo de seguridad necesitamos en nuestras circunstancias específicas.

 Estos cursos abarcan distintas materias docentes a lo largo de casi un semestre, incluyendo visitas a distintas instalaciones militares. Se informa sobre la estructura de los distintos ejércitos, temas y áreas de interés estratégico para España en el mundo, las misiones en el exterior, la industria de Defensa y su relación con la industria de la seguridad y el armamento privada, las prioridades de la Defensa Nacional y su marco organizativo dentro de la estructura del Estado, etcétera. Los ponentes son desde militares de máxima graduación (coroneles o generales), diplomáticos, altos funcionarios del Estado, empresarios privados, analistas geopolíticos, expertos en nuevas tecnologías, y un largo etcétera.

Sin duda, el Curso de Defensa Nacional, ya en su 44 edición, cumple los objetivos de creación de conciencia de la importancia de la Seguridad Nacional, y de la misma forma existe un curso paralelo para personas más jóvenes con el objeto de acceder a las personas con menor experiencia vital. Todo ello, con ser importante y necesario, requiere de un compromiso compartido de las fuerzas políticas en España en torno a las necesidades de la  Defensa Nacional en el contexto del siglo XXI, de la misma forma que existe en países como Estados Unidos, Francia, Reino Unido o Italia.

Los beneficios no son solo los intangibles, a través de un sentimiento nacional vertebrador y compartido o de una seguridad más efectiva, sino de creación de riqueza económica y empleo de calidad en la industria privada a través del presupuesto público de Defensa. Estados Unidos y Francia tienen empresas cotizadas en los mercados de valores que viven del presupuesto militar de sus países o del de otros países. España solo tiene cotizada a Indra (aunque participa en el consorcio Airbus), que además tiene otras líneas de negocio además de ser proveedor del Ministerio de Defensa. Hay mucho camino por andar entre el Ministerio de Defensa, la industria privada y las universidades y centros de investigación de cara a producir innovación y soluciones originadas en España, que cree puestos de trabajo en España, y que sea compatible con colaboraciones en el seno de la OTAN y la UE. Además, España tendrá que fortalecer su política de alianzas exteriores para ser más efectiva en su exportación de tecnología militar.

La población española sí demandará una defensa nacional en caso de conflictos cercanos (por ejemplo, un escalamiento del conflicto con Marruecos) o en caso de participación militar masiva en misiones en el exterior. Es posible que la ciudadanía de ningún país viva preocupada por la seguridad nacional, salvo en el caso de los países con vecindad más potencialmente conflictiva o con un historial de guerra o invasión con un vecino (véase el caso de los países bálticos o Polonia por su cercanía con Rusia o con la Alemania nazi). Pero cuando llega el conflicto, y llegará tarde o temprano, “los deberes han de estar hechos.”

Es labor de toda la clase política tomar el liderazgo en el estímulo de una conciencia de cultura de Defensa Nacional para que iniciativas como el Curso de Defensa Nacional puedan encontrar una escucha más activa y proactiva entre los ciudadanos españoles.

He tenido el honor de pertenecer al XLIV promoción del Curso de Defensa Nacional.

1 comentario:

  1. Enrique. Interesante reflexión sobre un asunto importante y poco abordado por los prejuicios de nuestra sociedad. Es nuestro deber tutelar el desarrollo de la idea de Defensa Nacional. Este artículo ayuda al sintetizar y exponer la situación.

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