Si el siglo XXI fuera un día, estaríamos cerca de las cinco de la madrugada.
Todavía hay más gente viviendo la juerga y la resaca del siglo XX, digo de ayer, que trabajando en la nueva jornada.
Algunos tienen incluso la impresión de que en Asia llevan la hora adelantada también en el siglo y que allí fuera más tarde. Habrá que verlo, no por mucho madrugar..., pero será bueno estar atento a lo que hacen los que ya se han quitado las legañas para cuando consigamos despegar los ojos.
Claro que hay gente insomne que ya va por el segundo café. Para cuando otros se despierten, les habrán comido ya la tostada. Esta mañana tenía una conversación muy interesante al respecto de sectores enteros que van a despertarse con un tremendo dolor de cabeza.
Otros muchos están soñando todavía con la noche anterior, y se agarran a las sábanas y a esos sueños de música disco. Basta con ver la cantidad de programas nostálgicos que pueblan nuestra parrilla televisiva (que está también en fase REM).
Para casi todos, estamos en ese momento de confusión entre el sueño y la vigilia. Momento que a algunos les durará más que a otros y que va a determinar cómo pasamos el resto del día.
Este próximo año -y los siguientes- van a ser tremendamente interesantes. Seguir dormidos ya resultará indecente. Y el despertar nos va a deparar muchas sorpresas. Entre otras, ver al lado de quién lo hacemos.
Vaya por delante mi optimismo para el futuro, pero, por si acaso, me voy a colocar justo detrás de ese optimismo para empujarlo con todas mis fuerzas para que se haga realidad.
Feliz salida del 2020. Vamos a construir 2021.
Con sólo leer la primera frase, sé que eres el autor de cada uno de tus escritos. Lenguaje cercano, siempre desafiando horizontes e incitando a generar cambios desde la positividad. Feliz 2021. Vamos a construirlo, oh, Coronel, mi Coronel.
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