Mientras estamos ocupados con los efectos sobre la salud y los cada vez más preocupantes sobre la economía y la sociedad de la pandemia del COVID19, la tecnología sigue haciendo mella en el sistema monetario, dominado por los bancos centrales y los sistemas de pagos. Pero dominado sobre todo por EEUU, ya que el dólar estadounidense es usado como reserva por bancos centrales de casi todo el mundo, es la principal moneda de pago internacional con más del 50% de las operaciones globales, la moneda dominante en la financiación internacional de los países emergentes, y además el dólar es la principal moneda en la que se realizan las operaciones en los principales centros y mercados financieros mundiales.
El dinero transita internacionalmente a través de las redes de pagos mayoristas, canalizándolo a través de los bancos centrales de cada país, y cada banco central liquida con sus bancos comerciales asociados a través de redes interbancarias minoristas. De esta forma las transferencias internacionales llegan a sus destinatarios desde cualquier parte del mundo y ello permite el comercio mundial.
En el centro de este engranaje de pagos internacionales está la red de mensajería interbancaria SWIFT, que utilizan más de 11.000 bancos en 212 países y por cuyas redes pasan más de $5 trillones cada día. Los bancos no directamente miembros de SWIFT tienen cuenta en bancos miembros del sistema y ello permite que cualquier banco del mundo pueda ofrecer a sus clientes pagos internacionales. SWIFT es un sistema testado y fiable, aunque no es totalmente inviolable para los hackers, como lo demuestran los ataques con éxito al sistema en Bangladesh y Chile.
Dado el dominio del dólar estadounidense en las transacciones mundiales, SWIFT es además una herramienta de intervención política que usa el gobierno de EEUU en política exterior. Por ejemplo, cuando prohíbe financiación a Irán como consecuencia de las desavenencias en materia de armamento o programas nucleares. Como solo la FED puede emitir dólares, y sólo los bancos que tienen cuenta en la FED (los bancos norteamericanos) pueden aceptar e iniciar pagos en dólares, cuando Trump veta el uso de las cuentas en dólares en cualquier parte del mundo alguien se arriesga a represalias si usa el sistema SWIFT en contra de los intereses de EEUU.
Pero es que además el sistema SWIFT, que enlaza con los pagos minoristas a sus destinatarios finales es lento y caro si lo comparamos con los pagos instantáneos que hoy los consumidores y empresas demandan y que cada vez más tenemos con sistemas como Bizum en España. Curiosamente, los pagos minoristas y entre personas están acelerando su desarrollo e inmediatez por delante de los pagos a empresas. La mayoría de los pagos minoristas hoy se realizan a través de tarjeta, bien sea esta física, o bien a través de web o móvil. Para realizar pagos internacionales el sistema SWIFT representan los raíles o infraestructuras mayoristas de pago por el que circulan los pagos con tarjeta y las transferencias internacionales.
Veamos la complejidad de los pagos por tarjeta. El cliente final pensará que eso no va con él, pero mientras tanto paga una comisión anual por uso de tarjeta y tiene una cierta incomodidad porque los pagos con tarjeta sólo se cargan una vez en la cuenta bancaria, lo que le fuerza a llevar un control de los pagos desde cuenta y los pagos desde tarjeta. En el caso de los comercios el coste es mucho mayor, ya ellos sí pagan costes bancarios y de los emisores de tarjetas como consecuencia de los múltiples intervinientes en el proceso, lo que además lo hace lento y no inmediato como hoy se demanda.
Esto va a cambiar por las tecnologías DLT o blockchain, y uno de sus más prometedores ejemplos son las "stablecoins" o monedas digitales respaldadas, que son como las criptomonedas puras pero con una reserva invertida al cien por cien en activos de confianza para cada stablecoin emitida. Son el modelo actual equivalente del antiguo patrón oro, cuando los bancos centrales emitían moneda sólo cuando disponían del equivalente en oro que depositaban en sus cámaras acorazadas. Esta época acabó en 1971 cuando Nixon rompió la convertibilidad del dólar en oro y a partir de ahí todas las monedas mundiales sólo están respaldadas por la gestión económica de sus respectivos estados.
Las stablecoins son un segmento de las criptomonedas que hoy capitaliza 11 billones de dólares, de la cual la mayor es Theter y la segunda es USC Coin. Recientemente, un pequeño banco de Liechtenstein, Bank Frick, ha comenzado a realizar transferencias internacionales usando USC Coin en lugar de SWIFT. El resultado es que el coste de la transferencia es mucho menor y además es casi inmediata. Las stablecoins invierten su reserva de forma transparente y auditada en activos seguros como depósitos en dólares en bancos de primera línea, bonos del tesoro americano a corto plazo y sin riesgo de mercado, o el propio oro. Cuando alguien convierte euros en USC adquiere un token digital USC al cambio USD/EUR y ese token digital es la stablecoin con la que se puede pagar al beneficiario en otra parte del mundo si éste lo acepta.
Las stablecoins son por tanto no sólo nuevas monedas (aunque respaldadas en inversiones en las antiguas monedas) sino que son también los raíles de pago que compiten en este caso con SWIFT y por qué no a futuro, con los sistemas de pago domésticos que controla cada banco central estatal.
La stablecoin más famosa y aún no lanzada es Libra de Facebook, que recientemente ha reconducido su propuesta original de respaldar cada Libra emitida con una cesta de monedas globales, a proponer una moneda Libra por cada una de las monedas principales. Por ejemplo, en la Libra-Euro la reserva sólo se invertiría en activos denominados en euros. Facebook/Libra conseguiría así convertirse en los raíles de su nueva moneda digital, si los reguladores y supervisores le permiten finalmente lanzarla. Si las stablecoins actuales poco preocupan a las autoridades financieras mundiales (con $11billones en circulación), Libra sería una amenaza mayor considerando los 2.500 millones de usuarios de Facebook en todo el mundo. Las transacciones a través de su red sí serían más inmediatas y económicas que las que hoy se realizan usando la red SWIFT.
Los famosos CBDC en realidad no son más que "stablecoins directas" donde los propios bancos centrales emiten su moneda digital. Si los bancos centrales se alían con la tecnología blockchain los costes de las transferencias caerán a una fracción en los pagos internacionales y también en los nacionales, y además, los pagos serán casi en tiempo real. ¿Puede evitarse este movimiento?
En mi opinión no es posible, y por tanto que hay que gestionar el cambio hacia un escenario futuro que tiene un fuerte impacto en los sistemas de pago y bancarios actuales, y por tanto en la estabilidad del sistema financiero actual.
La propia China es uno de los países más avanzados para lanzar su propio CBDC, el denominado DCEP (Digital Currency Electronic Payment). China incluso tiene su propio sistema equivalente al SWIFT occidental para pagos internaciones, denominado CIPS (Cross Border International Payment System), que puede usar para los pagos en el área BRI (Belt & Road Initiative), a través de la cual está canalizando inversiones en infraestructura y sin duda tratará de que el nuevo yuan digital sea la moneda de uso principal. Ello supondría de facto una competencia a los pagos internacionales hoy bajo SWIFT y del "poder blando" de EEUU.
Como conclusión:
- Los bancos centrales deben comprender y adaptar sus sistemas de pago y liquidación a las posibilidades de la tecnología blockchain.
- Deben redefinir la estructura y la gobernanza de los sistemas de pago actuales, formado exclusivamente por bancos comerciales, dando entrada a nuevos operadores tecnológicos.
- Los sistemas actuales de pago y los sistemas bancarios han de evolucionar hacia un dinero más digital y más diverso, donde el acceso a las cuentas en los bancos centrales no sea sólo prerrogativa de los bancos, lo que puede tener fuertes consecuencias en materia de financiación a la economía.
- En el mundo digital, las economías de red aceleran los movimientos de concentración, lo que puede redefinir el panorama de las monedas mundiales actuales a favor de las grandes stablecoins o CDBD de las principales áreas monetarias del mundo.
Fuentes de interés:
Speech de Christina Segal Knowles (Bank of England) sobre medios de pago
EEUU debe tener una estrategia en CBDC para que el dólar siga siendo referencia
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