martes, 7 de enero de 2020

Tiempos líquidos, de Zygmunt Bauman

“Ojalá vivas tiempos interesantes”, reza un viejo adagio chino. Pero lejos de ser un deseo de ventura, el que propone anhela momentos de zozobra e inquietud para el destinatario. Tal es nuestra querencia natural por lo estable. Las palabras tienen esa cualidad de contorsionar los mensajes en función de las culturas.

Zygmung Bauman (1925-2017), uno de los pensadores que más han investigado sobre los cambios sociales de la época moderna argumenta que vivimos en tiempos líquidos. Si tiempo es una palabra polisémica (con muchos significados) que se asocia con cambio y evolución, los tiempos sólidos hacen referencia a un ritmo más lento y predecible mientras que los tiempos líquidos describen una situación más inestable, en descomposición y fluidez descontrolada.

Zygmunt Bauman nació y vivió en la Polonia primero ocupada por la Alemania nazi y después por la Unión Soviética hasta que se trasladó a Reino Unido en 1968 durante las persecuciones judías de la época. Su pensamiento ha abarcado cuestiones como las clases sociales, el socialismo, el Holocausto, la hermenéutica, la modernidad y posmodernidad, el consumismo, la globalización y la nueva pobreza. 




"El luchador asiático Bruce Lee decía “be water” (adáptate). El reto en la sociedad de la sobreinformación es convertir el conocimiento (líquido) en sabiduría (sólido) y aplicarlo coherentemente."

La sociedad ha abierto sus puertas a la globalización y ésta se ha adueñado de lo "local".

Bauman dice que la política ha perdido el poder porque el estado nación poco puede frente a una globalización que traspasa las fronteras administrativas que el primero controla. La política se queda pequeña si no es multilateral, y eso exige alturas de miras para ceder y no solo exigir. Ante el poder de esa globalización negativa el miedo se ha apoderado de la población, especialmente en Occidente, que ve cada vez menos el estado nación actual como contrato de seguro o certeza pública, ese contrato social que se construyó sobre todo en el siglo pasado y que dio lugar al estado del bienestar que tanta paz ha proporcionado a partir de la Segunda Guerra Mundial.

Si quieres paz, busca la justicia.

En esta sociedad de la información donde ya nada puede ocultarse, el capitalismo de acumulación es una serpiente que se muerde una cola que cada vez es más corta. El éxito del modelo capitalista globalizado es al tiempo su mayor fracaso porque cada vez es menos inclusivo. O el capitalismo se reforma o terminará como una más de las tendencias que jalonaron la historia para dar paso a otras. Porque fuera de los estados nación poderosos se acumulan lo que Bauman califica como los desperdicios humanos, inadaptados, en permanente estado de transitoriedad, apelotonados en fronteras asimétricas (por donde se sale, pero no se entra). Los estados nación más deseados se están convirtiendo en fortalezas con la complicidad de los países fronterizos que actúan como filtros, como el caso de México en el sur de EEUU o Turquía en el caso de la Unión Europea.

Pero esto no sólo sucede allende las fronteras sino en su propio interior.

En el propio seno de los estados nación se acumulan los perdedores de esta globalización negativa, demandando esa solución de seguridad que los estados cada vez ofrecen con más dificultad porque no saben o no pueden. Si en su origen las ciudades amuralladas fueron núcleos de protección frente a las amenazas y la crueldad de los tiempos antiguos, ahora las ciudades reeditan su papel centralizador convertidas en vertederos de problemas engendrados globalmente. Atrayendo cada vez más pobladores de la periferia, viven y conviven en su interior los ganadores de la globalización, menos interesados en los asuntos locales porque pueden cambiar fácilmente su residencia, con el resto. Se mezclan mixofobia y mixofilia urbana (rechazo y necesidad de convivir dentro de la ciudad). Lo estamos notando con la concentración de capital en las zonas centrales de las ciudades. Los arquitectos y urbanistas tienen un gran papel en el rediseño de las ciudades para convertirlos en espacios de convivencia.

Ante el crecimiento de las ciudades, muchos dicen que este siglo será el de las ciudades estado, recuperando las antiguas polis griegas que precedieron a las naciones estado, y no cabe duda del poder creciente que éstas están ya teniendo en el juego no sólo económico sino político y en la gestión de los asuntos públicos de carácter estatal.

Fue la democracia la que permitió que los derechos humanos y sociales se transformaran en derechos políticos, pero ¿qué sucede cuando los parados a largo plazo, las personas con trabajos discontinuos y en permanente estado de transitoriedad que tienen dificultades para construir vidas plenas, llenos de miedo, actores y espectadores de la injusticia, ven como el sistema cada vez responde menos a sus necesidades? Muchos países han constituido su sistema de pensiones sobre la expectativa de las contribuciones de un mercado laboral que cada vez funciona menos y por tanto las prestaciones durante la jubilación son cada vez más insuficientes. Lo estamos viendo en Chile y en otro orden de magnitud y por razones distintas en el caso de los pensionistas en España. Para mantener la cohesión y la adhesión de los ciudadanos, los estados nación y sus gobernantes tendrán que aumentar la solidaridad y las políticas populares. Si no es así, la contestación al sistema o la falta de adhesión se incrementará.

Ante tanta incertidumbre, se está colapsando el pensamiento y la planificación a largo plazo.

La palabra utopía fue puesta en escena por Tomás Moro en su famoso libro, señalando que el sueño siempre precede al progreso. La metáfora del guardabosques, el jardinero y el cazador dibujan con precisión la situación de hoy. El primero no quiere que cambien las cosas y administra el presente y el pasado, el jardinero da forma y diseña el futuro, y el cazador captura una presa tras otra sin otro pensamiento que cobrarse la siguiente. Si bien todos tenemos algo de los tres perfiles, Bauman argumenta que frente a la incertidumbre, la búsqueda de la seguridad nos lleva sobre todo a ser guardabosques y a buscar/cazar oportunidades a corto plazo. El progreso se convierte entonces en una forma de escapar del desastre más que en un impulso hacia adelante en un pedaleo sin final donde competimos individualmente.

Del libro se deriva que el sistema capitalista, que ha permitido el mayor nivel de bienestar a gran escala en amplias capas de la sociedad, necesita un reajuste para mitigar o eliminar su versión negativa, y si no lo hace, las respuestas a la agresión social seguirán multiplicándose. O hay una grand politic como algunos demandan o el sistema capitalista seguirá cada vez más considerado como un villano insoportable en palabras del historiador Niall FergusonPero la grand politic no puede suplantar el jardinero que todos necesitamos ser ante etapas de incertidumbre. Lo hemos hecho en el pasado y lo haremos de nuevo. Pero hemos de hacerlo minimizando los costes del cambio, aprendiendo de las experiencias de la historia y aplicando creatividad. 

"Recordar, aprender, aplicar, amar o imaginar son las principales cualidades que distinguen al ser humano del resto de seres vivos. En el resto, quizá somos menos distintos de lo que pensamos."  

1 comentario:

  1. Sobresaliente comentario. A un excelente resumen agregaste valor con la mención de la metáfora.
    La verdad es que después de leer a Bauman uno queda estremecido, y con esa analogía redondeas la salida.
    Gracias, un abrazo!

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