domingo, 10 de noviembre de 2019

Catalanes y escoceses, reseña del libro de John M. Elliott


Prácticamente todos los historiadores coinciden en que el siglo del Romanticismo, el XIX, es el origen y acelerador de los sentimientos nacionales que dieron forma a los estados nación se desarrollaron en el siglo siguiente.

En España, el siglo XIX fue un siglo especialmente maldito. Supuso la pérdida de la totalidad de las colonias el antiguo imperio español, un fallido intento liberal y la perpetuación de luchas dinásticas que no favorecieron la integración de los sentimientos nacionales más acendrados en el proyecto español. Adicionalmente los problemas se agravaron por la emergencia de imperios alternativos y competidores  como el británico y el propio EEUU. 

"Catalanes y escoceses" es el último libro de John M. Elliott, destacado hispanista estadounidense, consciente de que la Historia, que no es una ciencia, sólo se entiende en la perspectiva comparada. De ahí la importancia de los relatos y narrativas. En suma, "quien lo cuenta y cómo lo cuenta. "

"Catalanes y escoceses" han coincidido en los últimos años en la reivindicación de su identidad nacional con el objetivo de desarrollar estados propios, pero su historia nos cuenta orígenes muy diferentes. Este examen nos permite detectar patrones comunes y al tiempo desmontar si es posible argumentos falaces. 

Cataluña nunca fue independiente, ni fue un reino, mientras que Escocia sí lo fue. Sin embargo, las llamadas monarquías compuestas (por ejemplo la española que surgio de las coronas compartidas de Castilla y Aragón, o la propia británica que acabó integrando desde Inglaterra a Gales, Irlanda, Escocia, ...) y sobre todo los sistemas parlamentarios en los que se basaron, integraron mejor a Escocia que a Cataluña. Con los edictos de Nueva Planta de Felipe V se produjo el comienzo de un estado centralizador, mientras que el parlamento de Westminster tuvo diputados escoceses desde 1803. El Reino Unido ha tenido varios primeros ministros escoceses (Tony Blair, Gordon Brown, otro) mientras que el último catalán en ejercicio de la máxima responsabilidad política en España fue xxxxx. Desde entonces, los políticos catalanes se han centrado en defender lo suyo. 

El victivismo de Cataluña se produce pese al respeto por los Borbones de los estatutos y leyes históricas del condado de Barcelona o otros fueros en Cataluña, y pese a ser la región más beneficiada por la naciente industria producto de la primera y segunda revoluciones industriales. ¿Por que es así? Como achacar a los catalanes un disconformismo genético no es empíricamente demostrable, sólo podemos aventurar las causas. 

Un argumento puede ser la propio cambio de modelo social que produjo dichas revoluciones industriales. Cataluña fue pionera en movimientos sindicales y anarquistas, posiblemente como antítodo ante la incertidumbre que el cambio industrial estaban empezando a producir. Cabe preguntarse si el actual resurgir nacionalista no es también una respuesta a la incertidumbre económica que generó la crisis del 2008, la globalización y la creación de nuevas áreas de producción, además de los cambios en el empleo que producirá la revolución digital en la que estamos inmersos. 

Decía Ortega y Gasset que las naciones "se construyen y se mantienen por que tienen proyectos sugestivos en común". La pérdida de las últimas colonias de América en 1898 en la guerra contra EEUU posiblemente abundó en la desesperación de los catalanes de forma especial. Frente a ello, el siglo XIX fue de expansión y consolidación del imperio británico. A todos nos gusta estar en sitios interesantes, con personas interesantes donde pasan cosas interesantes. 

Esto nacionalismos, sean recientes o tengan un relato histórico, como el catalán con la revuelta de Els Segadors en 1642, o la ocupación de Barcelona en 1745, comparten una esencia victimista que no tiene aplicación en un mundo globalizado, donde la interdependencia es una hecho. Ningún país es totalmente autónomo ni puede controlar las consecuencias de sus acciones unilaterales. Los catalanes han retenido la lengua, los escoceses no. 

Frente a la emergencia de politólogos, tertulianos y demás intérpretes de la historia, quizá los historiadores de veras han fallado en desmontar los mitos sobre los cuales se han construido las narrativas de identidad nacional.


Ante esta situación, mis reflexiones son las siguientes:

👉La globalización ha generado una distancia creciente entre los desfavorecidos y los beneficiados, sean instituciones, empresas o personas en particular. 

👉Esto ha generado un sentimiento de orfandad. El Brexit es una respuesta del tipo "taking back control", de la misma manera que America First de Trump.

👉Los sistemas de referendums son problemáticos. Los sistemas parlamentarios permiten discutir y decidir mejor cuestiones complejas.

👉Los sistemas liberales democráticos necesitan de nuevas herramientas, hasta ahora no necesarias, si quieren mantenerse como predominantes en las sociedad occidentales. 

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Añado entrevista a John M. Elliot con Luis Fernández Galiano en el canal de vídeo de la Fundación Juan March con motivo de la presentación de su libro en español

https://www.march.es/videos/?p0=11408






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