miércoles, 2 de noviembre de 2016

Reducción del dinero en efectivo

La eliminación de los billetes de alta denominación (500 EUR, 100 USD, 1.000 CHF, etc) es un tema que me interesa y que apoyo. Es una de las vías para limitar la economía sumergida, cuyo peso oscila entre el 7% del PIB en EEUU, Suiza o Austria y el 19% en España e Italia, el 25% en Grecia o el 29% en Turquía.

El último libro de Kenneth Roggoff (The Curse of Cash, Princeton University Press) lo avala, con abundantes datos que demuestran la relación entre billetes en circulación y “economía B”. 


Pero también entre el volumen de billetes (entre el 2% y el 20% del PIB) y el grado de desarrollo de un país. De nuevo, no es casual que los países escandinavos sean el paradigma del reducido volumen de billetes circulando por las calles. Bueno, eso de “circulando” es un decir. En España, la media es que cada uno de nosotros tengamos unos 2.500 EUR en billetes y monedas. Sí, efectivamente, a partir de ahora usaré este dato para escenificar lo en ocasiones poco representativa que es la medida aritmética. Y lo “estancados” que deben estar un buen número de billetes de 200 y 500 EUR (por cierto, buena noticia que el BCE ya no vaya a emitir más de los de mayor denominación). Acabar con los billetes sería bueno hasta…. ¡para reducir la propagación de enfermedades infecciosas!



Como nos tiene acostumbrado este brillante economista (y Gran Maestro de ajedrez) el libro está plagado de datos y ejemplos. Como unos de los primeros casos de la historia de hiperinflación provocada por el ingente aumento del número de billetes en circulación. No, no me refiero a la Alemania de 1923 (¡22 millardos!), sino a la China del S-XIII- y XIV. Repasa el final del patrón oro (supongo que nadie a estas alturas duda de que tras los billetes y monedas no hay nada, solo confianza en su uso, sólo el “carácter fiduciario” – fiat money) y advierte del error en el que están aquellos que propugnan la vuelta al mismo (recuerda cómo uno de los errores más importantes de Churchill fue decidir que la libra regresa tras abandonarlo en la I Guerra Mundial).

El tema es interesante, sí, pero no sé si da como para un libro. Por eso Rogoff lo completa aportando su punto de vista sobre la política monetaria no convencional. La liaçon: la dificultad que pueden tener los bancos centrales para implantar tipos negativos ante la posibilidad de que los ahorradores opten por sacar su dinero de las cuentas corrientes y lo atesoren en billetes de alta denominación. Creo que son dos libros diferenciados, pero ante el nivel intelectual del autor, bien vale aceptar un 2x1.

Por cierto, entre sus páginas guardaré el billete de 5 GBP que compré en el Banco de Inglaterra el pasado 11 de octubre. Lo más relevante (además de lo barato que me salió por el tipo de cambio 0,90 GBP/EUR) es el material del que está hecho: plástico.





7 comentarios:

  1. Además del coste "friccional" que tiene el dinero en efectivo, ya innecesario en un mundo primero dominado por las tarjetas de credito y cada vez más por los pagos móviles, hay otra variante del dinero que creo que será cuestionada en un futuro no lejano. Es el llamado dinero fiat, que los bancos privados multiplican a través de la reserva fraccionaria. Los bancos están creando cada vez menos dinero , y la propia creación de dinero ha dado lugar a burbujas que estallan de forma descontrolada. Eso dará para un post próximo. Hablaremos de tecnología y finanzas.

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    1. Efectivamente Enrique. El multiplicador monetario es una de las variables que más se han ajustado a la baja en la crisis... ¡y que más subieron entre 2003 y 2007, favoreciendo así las diversas burbujas! A la espera de ese post que prometes sobre tecnología y finanzas. Mucho hablaremos del fintech!

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  2. Gracias David por tu interesante aportación.

    En mi opinión esto no ha hecho más que empezar, el dinero en efectivo está llamado a desaparecer, entre otras razones porque es el refugio clásico del dinero poco transparente.

    Ahora bien, esta desaparición va a ir a cambio de una perdida aun mayor de la intimidad individual, ya va a ser difícil que no quede rastro de una compra o un servicio que hemos querido hacer. El control que se tiene de todos nuestros movimientos es cada vez mayor.....el uso que se le da a toda esa información va a ser cada vez más relevante.

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    1. Así es Pablo. El precio de la eliminación de los billetes (al menos los de alta denominación) es que se pierde privacidad... pero si sirve para acabar con la economía sumergida, estoy dispuesto a pagarlo.

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  3. Gracias por el post, David. Se queda uno con ganas de más.
    Leí en algún lugar hace tiempo el efecto inflacionario que tiene el hecho de que el Euro sea una moneda frente al hecho de que el Dólar sea un billete (mayoritariamente) de papel. Entiendo que es un tema aparte, pero me parece que puede estar relacionado. ¿Tiene sentido?

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    1. Ángel: la verdad es que no he leido nada al respecto, pero no sé si me cuadra mucho. Una moneda fuerte ayuda precisamente al control de la inflación, mientras que una débil suele generar presiones inflacionistas (mira el caso de las economías emergentes!).

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    2. Me refiero al formato de la moneda, como tal moneda metálica o en papel. Recuerdo que el artículo afirmaba que se respeta y se da más valor al papel y el metal se considera "calderilla", aparte de ser más fácil de perder.

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