lunes, 21 de noviembre de 2016

Los efectos de red en la sociedad de internet



Hace unos pocos días un buen amigo me remitió a través de whatsapp una tentadora oferta que aparentemente provenía de la compañía Emirates y que ofrecía 2 tickets gratis si se reenviaba el mensaje a 10 contactos o a 3 grupos de whatsapp. Nada especialmente novedoso, pero el caso me hizo reflexionar sobre la capacidad de los mensajes de expandirse cuando los incentivos son atractivos y además proviene de prescriptores de confianza. Otra conversación me llevó a la conclusión que expongo al final de esta entrada. 

Me puse por tanto a reflexionar sobre la naturaleza de las conexiones a través de internet y lo que se denomina efectos de red. No en vano, uno de los temas fundamentales para entender el incremento de conexiones a través de internet es el carácter expansivo y viral de las interacciones que posibilitan uno de sus principales exponentes, las redes sociales. La red de internet se ha convertido en un juez implacable que decide en tiempo real. 

Este fenómeno fue observado y formalizado por Robert Melcalfe en 1976 y dió lugar a la ley que lleva su nombre. Según la misma, las conexiones se incrementan a una escala superior al número de personas conectadas a una red determinada. En el ejemplo de abajo, dos personas conectadas a través de un teléfono pueden hacer una conexión, pero 5 personas pueden hacer 10 conexiones, 12 personas pueden hacer 66 conexiones entre ellas, y así sucesivamente. Las conexiones son las aristas, y los usuarios son los vértices.



La ley de Metcalfe responde a una fórmula sencilla:

n*(n-1)
2

Esta simple regla explica de forma simplificada el efecto superior de los modelos de negocio que generan interacciones y crean experiencia positiva en los usuarios y que podemos ver en el crecimiento exponencial de plataformas como Uber, ecosistemas de servicios digitales como Apple o Google, tiendas de comercio electrónico como Amazon o eBay,  o servicios digitales como Facebook.

Gráficamente, las conexiones tienden al infinito:



Este incremento de conexiones posibles, generados los incentivos apropiados, es de un valor extraordinario para las plataformas o marketplaces porque genera efectos de red o efectos de llamada. Cuantas más y mejores casas se ofrecen a través de Airbnb, más clientes estarán interesados en alquilarlas, lo que incita a más propietarios de viviendas para ofrecer las suyas. En el otro extremo están las cadenas hoteleras tradicionales, que tratan de ofrecer sus productos "empujándolos" a través del marketing más o menos tradicional aunque todas están presentes en las plataformas habituales como Expedia, Booking, etc... Obviamente este efecto llamada puede operar en sentido contrario ya que la pérdida de reputación se extenderá de forma igualmente viral ahuyentando a los usuarios o clientes. Por ejemplo, la moneda virtual bitcoin aún sigue sin extenderse, entre otros factores, por los problemas de confianza derivados de la quiebra de la casa de cambio Mt. Gox y las sospechas de que bitcoin se use para blanqueo de dinero. Por supuesto, otro tema es la tecnología subyacente de las criptomonedas, el llamado blockchain, que está en pleno auge.

Estas plataformas están proliferando por dos razones: los costes de desarrollo son cada vez más accesibles por la caída en el precio de la tecnología al tiempo que las prestaciones siguen creciendo, y segundo, porque las plataformas tecnológicas permiten acceder a mercados sin casi necesidad de inversión física. No sabemos cuales y por cuanto tiempo tendrán éxito, pero sí podemos estar seguros de que seguirán surgiendo nuevas opciones.

Obviamente usuarios con conexión no significa usuarios activos o con el mismo nivel de actividad, ya que no todos los usuarios son igualmente proclives, pero aun así el caladero es extremadamente atractivo tanto para empresas como para desaprensivos criminales cibernéticos.

Lo que parece claro es que proliferan las webs piratas que difunden noticias falsas a través de las redes sociales que de esta forma amplifican su alcance y que está poniendo en dificultades a compañías como Facebook o Google que han anunciado que tomarán medidas medidas para que no se beneficien de la información obtenida. Todo ello se acrecienta como consecuencia de la operativa en base algoritmos de las redes sociales. Cuantos más datos tiene la red de una persona, mejor conoce sus preferencias y de esta forma ordena la información en base a sus algoritmos con nuestros datos.

De forma general, tanto si las campañas de que nos llegan a través de internet responden a webs que tratan de obtener nuestros datos con objetivos poco confesables como si proceden de compañías que tratan de vender sus productos o servicios utilizando el canal de internet, lo que sí es cierto es que el uso de prescriptores de confianza les ayuda a acceder a bases de datos nuevas.

Ello me lleva a la conclusión que anunciaba al comienzo de esta entrada. Usando el nombre de un conocido blog, "nada es gratis", y si lo es, entonces el producto eres tú. Por cierto, la frase no es mía, es de un millennial de ojos abiertos que no se tragó la oferta trampa de Emirates.


2 comentarios:

  1. El "post-truth" siempre ha existido en la red. Ahora que se ha puesto de moda el término habría que rescatar otro concepto vital en las redes, la reputación. Cada nodo de una red debe de conocer que nodos pueden o suelen facilitar información real y cuales no son de fiar. Una buena red no es una red muy grande, con vínculos débiles, es una red pequeña basada en la reputación, algo que solo se gana con el tiempo y mucho trabajo.

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  2. Al final las redes pequeñas son redes de confianza, casi equivalen a grupos que por proximidad o afinidad se conocen. Ahí la reputación se controla y se conoce. En el mundo de las redes telemáticas amplias, que es de las que hablamos, han de existir mecanismos de filtro de los participantes que se aprovechan de la permeabilidad para fines espúreos o ilícitos. Entiendo que es lo que pretenden Google y Facebook con los goles que empresas con cookies y banners y hackers que agujerean los sistemas personales o corporativos.

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